POR Bibiano Moreno Montes de Oca
En esta quinta entrega de la trilogía Caballo de Troya, autoría del escritor español J.J. Benítez, continúo mi análisis de la tercera y última novela (Caballo de Troya 3) sobre los últimos días de la vida de Cristo, antes de morir en la cruz. Para mañana concluyo con el tema, muy propio por la temporada de Semana Santa.
Caballo de Troya 3 / J.J. Benítez (V)
A diferencia de la primera parte, que sí constituye todo un suceso literario e histórico por describir de manera profusa, contando el autor con el privilegio de haber sido testigo presencial del juicio y del castigo de Jesús antes de morir en la cruz, los siguientes volúmenes de la saga de Caballo de Troya (nueve libros en total, aunque el último ya sólo de refilón) comenzaron a despertar cierta suspicacia entre sus lectores. Me temo que al narrador, J.J. Benítez, le ganó la ambición y comenzó a tratar de explotar el tema por motivos monetarios, más que por genuino interés de “desvelar” un gran misterio.
Como ya se ha explicado en los anteriores libros analizados (Caballo de Troya y Caballo de Troya 2), en Caballo de Troya 3 el compilador de extensos manuscritos escritos por un piloto de la fuerza espacial norteamericana, al que se identifica simplemente como el mayor, aborda algunas etapas de la vida de Jesús y sus contemporáneos a partir de un viaje o salto al pasado en una nave (la cuna) instalada en el propio Jerusalén, aunque engañando al gobierno israelí sobre las verdadera intenciones y, de paso, al Mosad, la agencia de inteligencia judía, reputada como la mejor del mundo, incluso por encima de la CIA, con la que mantiene estrecha relación.
He de reconocer que me intrigaba conocer los pormenores de la vida de Jesús en sus últimos días, que es sobre lo que se centra el primero de los libros de la interminable saga; sin embargo, conforme continué con los siguientes, llegué a la conclusión de que se trata de un fraude, si bien tan intrincadísimamente muy bien elaborado, de tal suerte que no hay forma de demostrar que lo sea. Mi decepción no fue tanto por el tema religioso, de por sí polémico, sino por lo fantasioso del enfoque que le da el escritor español, muy dado a los temas que tienen que ver más con los extraterrestres y la ciencia ficción, no al histórico.
Como quiera que sea, Caballo de Troya 3 es con el que termino mi análisis sobre la obra, con lo que dejo completa la trilogía. Los siguientes libros de la saga los dejaré por la paz, pues veo que ya no tiene objeto continuar en algo que me parece demasiado fantástico para que sea verdad, independientemente de que la obra tiene un sustento científico asombroso, casi a toda prueba. Sin embargo, también es cierto que el protagonista de toda la saga, el mayor, es un profundo conocedor de los evangelios, del antiguo y del nuevo testamento; en fin, de libros que están dedicados a las religiones. Era, pues, un erudito en el tema, como parte de su entrenamiento para la misión.
En fin: Caballo de Troya 3 dedica nada menos que 142 páginas para que el reseñador de la historia, J.J. Benítez, apenas dé a conocer el hallazgo resuelto de los mensajes crípticos dejados por el mayor, donde hace sudar la gota gorda al español para poder dar con una segunda parte de documentos (2 mil folios escritos a mano), suficientes para armar convenientemente otros dos libros (que sería para Caballo de Troya 3 y Caballo de Troya 4). Aquí es cuando digo: tres libros hubieran sido más que suficientes. Vamos, hasta los libreros consultados por mí coincidieron en que con los tres primeros (uno me dijo que con los dos primeros) era más que suficiente. Tienen toda la razón.
El libro Caballo de Troya 2 finaliza mencionando una serie de mensajes crípticos dejados por el mayor al destinatario de su gran legado (J.J. Benítez), por lo que éste se da a la tarea de investigar por varios lugares, pero muy especialmente en Jerusalén, evadiendo a los espías del Mosad, que ignoran que en su país están los documentos que continúan hablando sobre varios pasajes de la vida de Jesús, echando por tierra muchos de los testimonios que a la fecha son la versión oficial de la Iglesia Católica.
En Caballo de Troya 1, J.J, Benítez narra de manera ágil cómo elude al FBI cuando descubre en el cementerio de Arlington, en la ciudad de Washington, el primer manuscrito en el que viene la narración sobre el juicio y la posterior condena de Jesús a morir en la cruz. La narración es interesante: dice lo que cualquier otro testigo presencial de nuestro tiempo también diría, aunque no con los vastos conocimientos de que hace gala el mayor sobre prácticamente todo lo que se escribió (en el pasado y en el siglo XX: todo ocurre en el 1973 de nuestra era) sobre Jesús.
Sin embargo, en Caballo de Troya 3, el mismo J.J. Benítez se tomó su tiempo para hablar sobre un nuevo mensaje críptico (que resulta más aburrido e inverosímil), lo que pone en evidencia que ya tenía en mente alargar lo más posible su saga por motivos económicos, pues en su momento (el primero de la lista se publicó en 1984; Caballo de Troya 3 data de 1987) despertó gran interés entre el público y, por consiguiente, creó cierta incomodidad entre el clero. Algún obispo o jerarca católico llegó a acusar al autor español como “un demonio” por publicar cosas increíbles sobre Jesús.
Por cierto, entre las pesquisas realizadas para resolver el enigma dejado por el mayor en Caballo de Troya 2 y resuelto en Caballo de Troya 3, J.J. Benítez descubre un dato inquietante (inquietante porque estamos hablando de 1987, una fecha aún lejana entonces), relacionado con algo que tiene que ver con la predicción de los mayas y de lo que se especuló mucho en su momento: el posible fin del mundo el 22 de diciembre del 2012.
No cita esa fecha exactamente el escritor, pero sí menciona “una fecha”, que puede ser “el 12 de junio o el 6 de diciembre del año 2012”. Así, refiriéndose a esas fechas, considera que puede ser “un momento de gran trascendencia, aunque ignoro por qué ni para quién… Todo será cuestión de esperar y comprobar”. Y, bueno, como se sabe, en esa fecha se desató la tremenda especulación, en base a predicciones de los mayas (pero también de otras culturas), para al final quedar todo en eso: en la simple especulación, que hasta sirvió para hacer un filme (titulado precisamente 2012) catastrofista.
Así, pues, ya bien definida la idea de alargar lo más posible la vida de Jesús vista directamente y narrada por el mayor de la NASA, me concentraré en hacer notar algunas de las novedades que va soltando, a cuentagotas, J.J. Benítez para obtener mayores ganancias. Así, si en el primero se habla del juicio, tortura (hace una descripción descarnada, por lo brutal que fue, digna de una antología), peregrinación y muerte de Jesús en la cruz, el segundo se centra en la resurrección y el tercero en algunos pasajes completamente desconocidos.
Por supuesto, el personaje central en Caballo de Troya 3 sigue siendo Jesús, por lo que es conveniente dar a conocer lo que descubrió en sus viajes (o saltos al pasado) el mayor, que en el inicio de la era cristiana se hace pasar por un comerciante griego de nombre Jason. He de hacer notar también que, por esos viajes realizados en el tiempo, tanto el mayor como su compañero Eliseo comenzaron a tener cierto deterioro de su organismo que los hizo envejecer prematuramente, hasta morir, al menos en el caso del mayor, lo que da a conocer en la primera parte de la saga el español J.J. Benítez.