POR Bibiano Moreno Montes de Oca
Cuando era muy joven y parecía que me dedicaría a trailero, viajaba con cierta frecuencia a diversos puntos del país, lo mismo al noroeste, al norte y al oriente. En un descanso por Tepic, capital de Nayarit, leí un periódico en el que en una columna oficialista se atacaba al rector y autoridades de la Universidad del lugar. Sin saber lo que me depararía el destino más tarde, caí en la cuenta que los argumentos esgrimidos en contra de universitarios nayaritas prácticamente eran los mismos que, unos años después, mercenarios de El Imparcial empleaban en contra de los directivos de la Universidad de Colima.
El paralelismo era asombroso, pero en esos tiempos era normal que los gobiernos estatales estuvieran peleados contra sus universidades, a pesar de pertenecer unos y otros al partido hegemónico, es decir, al PRI. Algunas pocas universidades se habían salido del control priista, pues habían quedado en manos del Partido Comunista, que en esos tiempos –hace medio siglo— se vanagloriaba de poseer una autoridad moral a prueba de balas. Hoy esa izquierda, que algo de decente tenía, se convirtió en la izmierda que llegó al poder con amlo y sus cuatroteros, puestísimos a darle en la madre al país entero.
En realidad, la historia de una universidad pública de cualquier estado era casi la misma que con sus similares de cualquier otra parte de la geografía nacional. Así, el paralelismo entre unas y otras es asombroso. Los casos de las Universidades públicas de Colima y de Guadalajara no pueden ser la excepción. Sin embargo, hay personajes que son el equivalente al recientemente fallecido Raúl Padilla, ex rector de la UDG, aunque para ello se tenga que emplear al menos a dos para mostrar un paralelismo: Humberto Silva Ochoa y Fernando el Nene Moreno Peña.
En efecto: Humberto Silva podría decirse que fue el Raúl Padilla de Colima, pero también algo del jalisciense tiene Fernando Moreno, sobre todo por la cuestión generacional. A la muerte de Alberto Herrera Carrillo, Silva Ochoa concluyó el periodo y, tras una reforma a la Ley Orgánica de la UdeC, permaneció en el cargo por ocho años más (con dos periodos de cuatro años y con derecho a reelección), por lo que es el único digno de ingresar al Record Guiness por haber estado al frente de una universidad pública por espacio de 10 años ininterrumpidos.
Así, Humberto Silva es como el Raúl Padilla colimense porque es el que le dio una nueva ley orgánica a la casa de estudios, además de modernizarla y darle el prestigio del que hoy goza como la casa de estudios superiores más importante de la entidad. De igual forma, Humberto Silva fue diputado federal (con un breve paso por la diputación local), así como Raúl Padilla fue diputado local y el líder de la bancada perredista en Jalisco. Y, al unísono en sus vanos intentos, ninguno de los dos llegó a la gubernatura del estado.
A Fernando le tocó consolidar el trabajo realizado por Humberto Silva, pero no alcanzó a crear instituciones fundamentales como sí lo hizo su homólogo de la UDG, que previamente también fue líder estudiantil y, más tarde, rector de la segunda universidad más grande e importante del país. En Cambio, el Nene Moreno Peña sí pudo llegar a gobernador del estado, desde donde hizo un papel decoroso que otros; en especial, tomando como referente el de la inútil cuatrotera Gobernadora Altozano, surgida de esa misma izmierda populista a la que pertenece amlo.
Así, pues, la creación de la Feria Internacional del Libro (FIL) y el Festival de Cine Mexicano de Guadalajara marcan la gran diferencia en el legado heredado por Raúl Padilla y el que dejaron Humberto Silva y Fernando Moreno en la casa de estudios de Colima. Bueno, en descargo de los rectores de nuestro estado, que quedan en franca desventaja frente al de la UDG, habrá que hacer notar la marcada diferencia que existe en los presupuestos que manejan la Universidad de Colima y su equivalente tapatía. Por eso aquí no hay una Feria Internacional del Libro ni un Festival de Cine Mexicano de Colima.
De manera que, por crear la Ley en la que se basa la vida de la Universidad de Guadalajara, crear la FIL y el Festival de Cine Mexicano de Guadalajara, a Raúl Padilla se le identificaba como cacique de la UDG, con todo lo que ello implica. En Colima, en cambio, no se puede decir que Humberto Silva haya creado un caciquismo, como el que años después erigió el desaparecido rector de Jalisco hasta su reciente muerte. A Fernando se le miraba muy activo en temas universitarios hace tiempo, pero se dio en la coyuntura en la que había que salir a defender la autonomía que se vio amenazada por parte del gangsteril porro Vladimir Parra, cuando éste fue diputado local.
Cuando un rector de la UDG trató de revelarse en contra del caciquismo de Raúl Padilla, la fuerza de este último quedó de manifiesto al lograr echar de la casa de estudios al renegado, que meses más tarde se suicidó. El padre del propio Raúl, que también fue rector, se suicidó frente a su hijo, por entonces de unos 18 años. Hoy la causa de la muerte del ex rector tapatío fue por suicidio. Varios suicidios inexplicables, ¿no?, lo que supondría que todos esos personajes pertenecían a alguna especie de sociedad secreta que usa la autoinmolación como salida final a problemas imposibles de resolver.