POR Bibiano Moreno Montes de Oca
Estar libre de culpas sociales, jurídicas y morales por no haber estado involucrado en la muerte de una o varias personas en el ejercicio de la responsabilidad oficial, ya sea por negligencia criminal o por algo que se le asemeje, casi a ninguna de tres corcholatas que fueron destapadas por amlo tendrían hoy alguna posibilidad para ser considerados siquiera como precandidatos presidenciales en el 2024. Así, con responsabilidad criminal indirecta en sus encargos en el Gobierno Federal y en el de la Ciudad de México, tres de ellos tendrían que ser eliminados de la lista desde ahora.
A Claudia Shit!-baum Pardo, jefa de Gobierno de la CdMx, la persigue la tragedia, pero la muy cínica ni se inmuta con todo el peso de los muertos sobre su cabeza que ha habido por malas decisiones de gobierno, por negligencia y por corrupción. La historia inició en el Colegio Rébsamen, donde murió una veintena de niños (alumnos de ese centro escolar) durante el temblor del 19 de septiembre del 2017, justo cuando se conmemoraban los 32 años en los que el terremoto de 1985 casi acaba con la capital del país. Los niños, así como varios adultos, murieron en Tlalpan, donde la hoy jefa de Gobierno era la jefa delegacional.
La responsabilidad de la entonces delegada Claudia Shit!-baum está clara: en su administración se autorizó la construcción del colegio de marras, sin que a la fecha haya habido alguna sanción para la que es la responsable de las corruptelas en las que se incurrió para autorizar una obra en un suelo que no era adecuado; tan no lo era, que por eso se vino abajo cuando ocurrió el violento sismo. El hecho de que no haya habido sanciones contra la mujer no significa que esté libre de culpa, si bien es cierto que más bien esa tragedia sirvió para premiarla con la candidatura de Morena a la jefatura de Gobierno de la CdMx.
Una vez en el poder del gobierno de la Ciudad de México, con todo el apoyo de su sensei y “guía moral y espiritual” de origen tabasqueño, la Shit!-baum Pardo volvió a estar envuelta en la tragedia, esta vez con la muerte de una treintena de personas que viajaban en la Línea 12 del Metro, la única que ha sido construida por la izmierda (en tiempos, precisamente, de Marcelo Ebrard Casaubón, quien por tal hecho se fue al exilio dorado en la ciudad de París, Francia). El número de heridos ascendió a cien, pero de nuevo no respondió por su irresponsabilidad; por el contrario, de nuevo está por ser premiada como candidata presidencial.
Los 39 inmigrantes muertos recientemente en Ciudad Juárez, Chihuahua, reclaman la responsabilidad a partes iguales de los secretarios de Gobernación y de Relaciones Exteriores, César Augusto López Hernández y Marcelo Ebrard, respectivamente, aunque ambos evaden su responsabilidad y se echan la culpa mutuamente, más preocupados los muy miserables por su futuro político que por la suerte de esos pobres muertos que dejaron en el desamparo a sus familiares en sus países de origen.
No hay duda: son responsables por la criminal negligencia contra los inmigrantes las dos corcholatas, aunque más culpabilidad hay en Adán Augusto López, por depender de la Secretaría a su cargo el Instituto Nacional de Migración (INM). A la cancillería mexicana le corresponden, según un decreto del 2019 autorizado por amlo, una coordinación de políticas públicas transitorias para negociar con el entonces gobierno del presidente gringo Donald Trump. En cuanto al INM, no hay ninguna duda: por ley depende de la Secretaría de Gobernación; luego entonces, el responsable es Adán Augusto López.
Pero no hay que olvidar que Marcelo Ebrard también es corresponsable de la caída de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México y de dos policías linchados (uno más alcanzó a salvarse de una turba enfurecida) en tierras del estado de Puebla, cuando el canciller y corcholata del obradorato era jefe de la policía capitalina, lo que le valió ser destituido por el presidente Vicente Fox (que tenía facultad para hacerlo, antes de que se cambiara la Constitución de la hoy CdMx). De nuevo la impunidad: el macuspano lo protegió al mandarlo a otra área, desde donde lo catapultó a la jefatura de Gobierno de la CdMx.
Por tanto, las corcholatas Claudia, Adán Augusto y Marcelo están manchadas por la tragedia sangrienta de sus respectivas negligencias como autoridades, lo que sería razón más que suficiente para no sólo no ser considerados precandidatos de Morena a la Presidencia de la República, sino ser candidatos… pero a la cárcel para que respondan por sus crímenes. El problema, empero, es que vivimos en México; más concretamente, vivimos en tiempos de los canallas cuatroteros, donde la impunidad es el principal sello de la casa.
Hasta ahora, Ricardo Monreal Ávila, líder del Senado y la corcholata con menos aceptación dentro de su partido (ya mejor anda pensando en buscar la jefatura de Gobierno de la CdMx), no ha sido involucrado con algún hecho trágico, pero no sería nada raro que suceda algo extraño en su carrera más adelante, al menos para empatarlo con los otros tres que están bien embarrados de sangre inocente. Y es que, justo es decirlo, así se las gastan los morenacos que hoy se encuentran en el poder.