POR Jorge Octavio González
Sencillamente increíble: el 8 de marzo, en Colima, no se olvidará nunca.
Un contingente de mujeres, todas ellas unidas con un mismo fin, llegaron a Palacio de Gobierno; gritaron consignas contra el sistema, contra los opresores, contra quienes se han valido de su poder para agredir a mujeres.
Dejaron fotografías de hombres acosadores, algunos maestros, otros funcionarios de los tres niveles de gobierno; otros más instructores de gimnasio. Nadie se escapó.
El máximo representante de los agresores de mujeres, señalado oficialmente por la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia del CEN de MORENA y la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Colima, sigue en su cargo: Vladimir Parra Barragán.
La ira se desató: las mujeres tumbaron el portón de la entrada de Palacio de Gobierno.
Una vez que quedó en el suelo, incendiaron cartones que dejaron al interior; la entrada comenzó a despedir calor y fuego, todo ante la mirada atónita de los presentes y un plato suculento para los fotógrafos que estaban en el lugar.
Las imágenes dieron la vuelta a Colima y a México: Palacio de Gobierno incendiado por mujeres llenas de sed de justicia, frustradas por no ser escuchadas y con su ira a flor de piel.
No hay nada más que decir: el 8M en Colima ningún político lo olvidará.