POR Luis Fernando Moreno Mayoral
Hay que comenzar informando que el juicio en contra de Genaro García Luna y su eventual condena se dio gracias a la justicia de Estados Unidos. México, desde luego, nada tuvo que ver con su captura ni con la aportación de pruebas ni con la sentencia que un juez determinará en unos meses más; festejar en nuestro país algo que jamás se hizo es exhibir la mediocridad del sistema judicial y la falta de talento de las autoridades mexicanas para documentar un caso que lleve a una condena justa.
Pero, cual borregos, en MORENA comenzó una campaña para alabar el juicio que se hizo al ex secretario de Seguridad Pública del gobierno de Felipe Calderón en una corte de Nueva York. Secretarios del gabinete, la jefa de Gobierno, pasando por gobernadores, diputados federales y senadores, así como diputados locales y hasta delegadas de programas del bienestar se sumaron al coro; muchos de ellos, por supuesto, sin calidad moral porque, hay que señalarlo, también fueron beneficiarios de dinero del narcotráfico para llegar a sus cargos.
Y es que, ciertamente, la mayoría de los que recibieron la línea de Palacio Nacional de hablar acerca de la condena a García Luna pasan por alto que ellos tienen sus propios pactos con organizaciones criminales y se ha documentado que han sido financiados con dinero en efectivo para sus campañas electorales.
El Rey del Huachicol, por ejemplo, que financió campañas a gobernador en diversas entidades del Pacífico Mexicano, fue convenientemente asesinado en uno de los lugares más seguros del país luego de saberse que estaba en pláticas con el gobierno de Estados Unidos para convertirse en testigo protegido y exhibir a los políticos de MORENA que recibieron sus millones de pesos en una casa lujosa de la Ciudad de México.
La primera en hablar del tema en Colima fue Viridiana Valencia Vargas, titular de la Delegación de los Programas para el Bienestar de Colima. Si no fuera porque en la entidad nos conocemos todos, sus declaraciones serían tomadas en serio si en realidad se hubiera dedicado a trabajar, cuando fue legisladora en el Congreso del Estado, para que se emprendieran los juicios políticos en contra de los señalados del desfalco financiero en el gobierno del Estado.
De un cinismo enorme las afirmaciones de Viri Valencia en el sentido de que le daba coraje ver a los ex funcionarios corruptos paseándose con sus familias por todo Colima sin que nadie les dijera nada. Cínica y, por supuesto, hipócrita, la delegada olvida decir que si esos ex funcionarios corruptos están libres y tienen cargos en partidos políticos es porque ellos no fueron capaces de integrar un expediente con pruebas que pudieran llevar a una condena de cárcel o de inhabilitación para el servicio público.
Ellos tienen la mayoría en el Congreso del Estado, presiden la Comisión de Responsabilidades, controlan la Fiscalía General del Estado de Colima y, con ello, a la Fiscalía Anticorrupción, así como el gobierno del Estado. ¿Qué les impedía actuar contra los corruptos? Nada. O sí: que tuvieron que pactar con esos impresentables para llegar al poder. Y ahora ni modo: se tienen que aguantar.
Viridiana Valencia es el claro ejemplo de la funcionaria que no debe estar frente a los micrófonos para hablar de temas que no son de su competencia. Como diputada fue severamente cuestionada por subir a tribuna y exhibir su soberbia, altanería y ego inmenso; sus pleitos personales con Roberto Chapula de la Mora la orillaron a salir del Congreso del Estado cuando lo asesinaron, pues toda palabra que saliera de su boca era condenada por la gente que nunca creyó en la sinceridad de sus lamentos, cuando, por el contrario, fue gracias a la desaparición del diputado que la mayoría oficialista se salvó de ser destruida.
Y otro que tuvo que subir a tribuna en el Congreso del Estado para hablar del juicio contra García Luna fue el neófito y cobarde Armando Reyna. El coordinador de la fracción de MORENA y presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política festejó que se haya condenado al ex funcionario del gobierno federal y que se haya destapado la cloaca de la corrupción en sexenios anteriores.
El problema es que, como no ha analizado a fondo el caso, no se ha dado cuenta de que el juicio contra el ex secretario de Seguridad Pública, en efecto, vendrá a exhibir la corrupción y la colusión de autoridades con el crimen organizado no sólo del pasado, sino también del presente.
Una mención a Genaro García Luna en el juicio contra Sergio Villarreal, alias El Grande, así como en el juicio contra Joaquín Guzmán Loera, fue suficiente para que se iniciara una investigación en su contra que terminó en la condena del ex funcionario de Felipe Calderón.
Si ahora, luego de la culpabilidad de García Luna sigue Felipe Calderón, adelante: que se condene y enjuicie a quien se tenga que enjuiciar. Pero también deben comenzar una investigación en contra de Andrés Manuel López Obrador por salir, de igual manera, su nombre en los juicios antes mencionados: El Rey Zambada declaró que dio 7 millones de dólares en efectivo a Gabriel Regino, funcionario del gobierno de la Ciudad de México, para López Obrador.
No será en este momento, a lo mejor tampoco en uno o dos años, pero lo que es un hecho es que Estados Unidos tiene material explosivo de los narcotraficantes que se han convertido en testigos colaboradores para llevar a la justicia norteamericana, cuando lo crean conveniente, a Andrés Manuel López Obrador, así como al dirigente de MORENA, Mario Delgado Carrillo, señalado por El Rey del Huachicol como beneficiario de los millones de pesos que inyectó al partido para su elección como dirigente y a otras figuras que hoy son gobernadores y gobernadoras de entidades, en especial de la Costa del Pacífico.
Armando Reyna, así como Viridiana Valencia, sólo salieron a repetir lo que su jefe quiere que digan para robustecer su narrativa de que en el pasado todo fue corrupción y colusión de autoridades con el crimen organizado. Son los tontos útiles del momento; sin embargo, a ellos también les llegará su oportunidad de rendir cuentas ante la justicia.
Tal vez no por ahora, pero en unos años más sí.