POR Bibiano Moreno Montes de Oca
Lo más sobresaliente en lo que va de la presente semana, sin restarle la debida importancia a los asesinatos que a diario cometen en Colima sicarios del crimen organizadlo, tiene relación con más hechos de violencia. En efecto: desde el poder, con la deliberada intención de causar temor, angustia y desesperación, se han lanzado amenazas en contra de la dirigencia del Partido Encuentro Solidario (PES) en la entidad, Marco Santana Montes y Claudia Aguirre Luna, presidente y secretaria general, respectivamente, quienes ya fueron confirmados en sus cargos en asamblea general.
Los propios dirigentes pesistas han hecho la debida denuncia del hostigamiento e intimidación de que han sido objeto por parte de la diputada local del PES, Kathia Zared Castillo Hernández, envalentonada y muy sobrada a raíz de que se vendió muy bien al indirato, aunque en el paquete quiere incluir al mini partido al que aún pertenece, pero sin los incómodos Marco Santana y Claudia Aguirre, cuya línea es completamente contraria a la de la legisladora y, por consiguiente, a la que se mantiene en el Gobierno del Estado.
El brazo ejecutor (retórico) para destruir a la directiva disidente del PES es la diputada Kathia, que se siente, efectivamente, La reina del sur, pero no el personaje al que le dio vida el escritor español Arturo Pérez-Reverte, sino a la actriz que la interpreta en la serie: Kate del Castillo. Así, como la actricilla que se enamoró en la vida real del capo Joaquín El Chapo Guzmán Loera, Kathia Castillo también se enamoró del poder que le ofrece la administración de Indira Vizcaíno Silva para que les entregue en bandeja de plata las cabezas de Marco y Claudia, como lo hizo el personaje bíblico de Salomé con San Juan Bautista.
Si bien es cierto que lo de las cabezas en bandeja de plata lo escribo de manera metafórica, a como están las cosas de violentas en Colima, podría tornarse literal el asunto. Y no sería para menos, pues las amenazas –de muerte, sin duda— de que son objeto los dirigentes del PES, y por las cuales se hará la respectiva denuncia ante la FGR (no confían en la del mini fiscal estatal), vienen de gente peligrosa que acompaña a la diputada Kathia Castillo, al padre de ésta, Rodolfo Castillo Hernández, así como de Hugo Erick Flores Cervantes, es decir, siniestros tipos tatuados, al estilo de los pandilleros de la Mara Salvatrucha.
La diputada Kathia Castillo se ha encargado de darle en la madre a lo que es aún su partido (borró la página oficial con todo descaro), pues su idea es apoderarse del mismo para ponerlo a disposición de la Gobernadora Altozano. Por supuesto, a las dos mujeres les estorban los dos que están al frente del PES, por lo que la legisladora local no se ha detenido con tal de obtener sus propósitos, contando siempre con el respaldo de su amoroso padre, al que le han dado obras para que se entretenga, pues cuenta con una empresa constructora a la que le urge tener obras para obtener ganancias.
Mención aparte merece este tal Hugo Erick Flores Cervantes, que era el “líder” del PES nacional, pero que ya no es nada por haber perdido el registro nacional. Así, al no tener un partido nacional por dirigir, este individuo no tiene facultad para intentar manipular la elección de una directiva estatal a modo, donde Marco Santana y Claudia Aguirre (que quedaron al frente en asamblea) le estorban para sus planes. Como sea, tras las intimidaciones y amenazas, el siguiente paso sería pasar a los hechos en cualquier chico rato por parte de esta mafia estilo siciliana en la que se ha convertido el indirato.
Desde el lunes se lanzó la grave acusación en la que se encuentran involucrados la gobernadora del estado, la integrante del Poder Legislativo y los otros sujetos mencionados, pero hasta ahora nadie –pero nadie— en el Gobierno del Estado ha salido a aclarar algo sobre el particular. No lo hacen no porque desconozcan lo que ocurre o por simple distracción: no lo hacen porque esa es la estrategia del indirato, que apuesta a que todo se olvide. Es la omertá, es decir, la de guardar silencio sobre algo en lo que creen en la administración estatal que nadie más se debe meter. “Esto es cosa nostra”, dicen sencillamente.
El control de los partidos políticos parece ser una necesidad urgente en la actual administración estatal: ya tiene al PT, al PVEM y al Panal, pero andan en tratos con el Movimiento Ciudadano y, en un descuido, se queda con el PES. En el MC las cosas se simplifican porque la plana mayor emecista en Colima, comenzando por el entreguista delegado nacional que tienen, prácticamente ya están de su lado. En el caso del PES es al revés: cuentan con la traidora diputada Kathia Castillo, pero la directiva estatal trata de mantenerse al margen de la 4T, pues ha dejado claro que ese partido “no tiene dueño”.