POR Jorge Octavio González
Si no se exhibe el video nadie se entera: Rincón de López, en el municipio de Armería, es un pueblo de nadie. Mejor dicho: es un pueblo gobernado por el crimen organizado.
Si bien hay una presidenta electa por la ciudadanía, llamada Diana Zepeda Figueroa, en los hechos actúa como una buchona cuyo objetivo es acaparar los reflectores y subir fotografías a sus redes sociales.
Las escenas, que al inicio se dudaba fueran del municipio armeritense, son desoladoras; carcome el alma ver a los criminales con armas largas, con pistolas, sin taparse la cara, dueños del jardín principal. ¿Y la autoridad? No existe; son ellos.
Y preocupa que muchos que viven la realidad día a día en Rincón de López envíen mensajes privados, en los teléfonos celulares, para denunciar lo que sucede ahí; no son capaces de alzar la voz y decirlo púbicamente. Tienen miedo; tienen pavor; tienen terror.
Y ahora se entiende por qué: si más de 30 delincuentes pueden tomar el pueblo sin que la autoridad los moleste, es lógico que los habitantes no confíen en hacer una denuncia pública, porque no saben si los mismos policías los entregarán a los criminales.
Diana Zepeda, que se cree de la realeza, al día siguiente que salió a la luz pública el video, en lugar de condenar los hechos y pedir ayuda al gobierno estatal y federal, con guardias nacionales o elementos del Ejército Mexicano, publicó una foto en donde un anciano le besa la mano, como si fuera un siervo que le debe obediencia.
Cierto es que el gesto, tal vez, haya sido genuino; el problema es que la presidenta municipal se aprovechó de la situación, tomó la fotografía y todavía la subió a las redes sociales, como dando a entender que, buchona y toda, ella es la autoridad en Armería.
¿En serio es la autoridad? No parece. El video mostró algo diferente; lo que se evidenció ahí es una ausencia de autoridad, de orden, de ley. Lo menos que es Diana Zepeda es un florero que tiene el cargo de presidenta municipal de Armería. Nada más. Quien ordena, quien manda, quien impone su ley, es el crimen organizado.
¿Por qué, si ya se sabe lo que sucede en Rincón de López, no hacen nada? ¿Por qué permiten que siga todo igual? Diana Zepeda es ambiciosa, vulgar, de arrabal; hasta parece que se siente segura con los criminales en las calles, con armas, con el terror que imponen en la localidad.
El deterioro en pequeñas localidades tarde o temprano se expande. Así comenzó Michoacán, Zacatecas, Durango, Tamaulipas. ¿Quieren que suceda lo mismo en Colima? En pequeñas localidades inicia la apropiación de parte de los criminales.
Luego no se quejen cuando Rincón de López sea una Aguililla.
Y Diana Zepeda, al igual que la fanfarrona de Gaby Mejía, debería irse para dejar a alguien que sí ame a su pueblo y lo rescate de las lacras que se están apoderando de lo más valioso de las familias armeritenses: su hogar.