POR Bibiano Moreno Montes de Oca
En los tiempos en los que Eloyito García Alcaraz era panista, su soberbia era tan enorme que se dio el lujo de “denunciar” a los directivos del entonces decano de la prensa coimota, Ecos de la Costa, por haberse atrevido a publicar una información en la que se le acusaba por algo que se parece a lo mismo de lo que hoy es objeto de críticas en la página PXPress, retomando declaraciones de la senadora verde ecologista Gabriela Benavides Cobos: por abuso de autoridad y malos manejos en el cargo federal en el que se desempeñaba entonces y se desempeña ahora, gracias a la protección del gobernador de facto, Arnoldo Vizcaíno Rodríguez.
Hoy la denuncia en contra del malandrín Eloyito García es más grave que la hecha en el periódico que fue propiedad del desaparecido Humberto Silva Ochoa, pero pinta de cuerpo entero a un sujeto corrupto, vividor, cínico y despreciable, que todo lo que ha hecho es medrar de los cargos públicos, aunque su estancia en la banca la ha dedicado a explotar su otra “faceta”: la de “crítico” implacable… de aquellos que lo echaron a patadas del cargo en el que se encontraba por no haber estado apto para ello. En su conversión de panista a priista, al lado de Nachito Peralta, a la sazón candidato del PRI a la gubernatura, no duró ni un trimestre.
En su oportunidad, con todo el respaldo del presidente Felipe Calderón, del que se sentía cercano, el funcionario de la entonces Profepa agarró parejo y demandó por la vía civil y penal a los directivos del Ecos de la Costa, valiéndole madre eso de la libertad de expresión y otros beneficios de que gozan los periodistas, pues el tipo llevaba doble intención contra sus críticos: encarcelarlos y sacarles dinero por haberle “dañado” su imagen pública por un asunto de uso de vehículos oficiales para su beneficio personal. O sea: es la prepotencia encarnada en esta pésima copia de dictadorzuelo, que encaja muy bien en el obradorato.
Se entiende que no deben publicarse falsedades en contra de algún funcionario, pero no tiene razón para disgustarse cuando le dicen la verdad. En el caso del perdulario Eloyito García no lo justificaba nada, pero se sintió protegido desde las alturas y se lanzó en contra de los mensajeros. Más se creció cuando, en su pleito con los directivos del decano de la prensa colimeña, tuvo de su lado a La jaula delas locas, cuya enemistad con su competencia en ese momento era conocida en todo el estado. Hoy, sin embargo, Diario de Colima ya no encabeza nada y ni siquiera tiene vela en esta nueva escaramuza periodística.
Eso sí: aquí sigue el ensoberbecido Eloyito García con su actitud depredadora al frente de la representación de la Semarnat en Colima, un puesto que obtuvo por pertenecer al grupúsculo político de busca chambas denominado Experiencia y Sabiduría, creado por el vejete cacique arrocero del pueblo de Buenavista para apoyar a su depresiva hija. Por supuesto, más que ayudarle a levantar el ánimo a la Gobernadora Altozano, que no da una en más de un año de estar al frente del Poder Ejecutivo, el que aprovecha el respaldo público es el padre, cuyo sueño húmedo es llegar a convertirse en senador de la Republica.
El caso es que Eloyito García vuelve a las andadas: cobra cada tres meses en el año (o sea: ¡cuatro veces!) un permiso a pequeños comerciantes que trabajan en la zona federal de playas para que puedan seguir operando. La ley, en cambio, establece que sólo se debe pagar una vez al año. Esto no es una investigación muy minuciosa sobre el tema, sino que es la denuncia de la senadora Gabriela Benavides, la cual fue hecha ante la titular de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, María Luisa Albores, quien compareció ante el Senado en el marco del IV Informe de Gobierno de amlo.
El asunto tuvo lugar a fines de noviembre del año pasado, pero curiosamente no trascendió en Colima, a pesar de que el tema fue ventilado en tribuna del Senado por una aliada de Morena, la porteña Gabriela Benavides, quien dio a conocer que la misma queja la había presentado a la gobernadora del estado, Indira Vizcaíno Silva, quien obtuvo una rotunda negativa de parte del funcionario federal para no afectar la economía de esa gente. Así, en su afán de esquilmar a los comerciantes de las playas federales en toda nuestra entidad, alegando que tiene instrucciones de sus jefes a nivel central (que no es la Albores), Eloyito García prácticamente ¡mandó a volar a la Indi!
No es cosa menor lo que hace el depredador Eloyito García al frente del cargo de responsable de la Semarnat en Colima: alrededor de 600 vendedores ambulantes tienen su permiso de ocupación en la zona federal para trabajar, por lo que están al corriente de su pago cada año, incluso en los dos en los que pegó al país (y al mundo entero) la pandemia del Covid-19; sin embargo, resulta que el que fuera “uno de los delegados consentidos en la época de Felipe Calderón”, según define a ese sujeto la propia Gabriela Benavides, ahora aplica la extorsión por tres veces anuales; si no, les cancela el permiso. ¿Qué tal?
Cabe aclarar que Eloyito García dejó de ser el consentido de Felipe Calderón, enemigo jurado del obradorato y responsable de todo lo malo que le ocurre al país, pues sería de muy mal gusto presumirlo ahora; pero hoy es el favorito del gobernador de facto de Colima. Así, pues, la conversión del funcionario federal está completa y ya quedó listo para ser una teibolera (con perdón de las nenas que se ganan el pan con el sudor de sus lindos traseros) de la política: hizo tubo-tubo en el PAN, dio machaca de huevo en el PRI y ahora hace sexis privados en Morena. Por ello, hoy Eloyito grita exultante: ¡No te acabes, Arnoldo!