POR Luis Fernando Moreno Mayoral
Bryant Alejandro García Ramírez no merece ser llamado fiscal; es apenas un mini fiscal. Así: mini. Como pequeño, diminuto, insignificante. Un patán, cobarde, cuando se trata de encarar a una persona, pero en el trato con sus amigos, o sus amigas, se suelta el cabello, se viste de seda, se pone tacones y baila alocadamente.
Es doble cara: da una en público y otra en privado. Como el doctor Iván Jacinto Cortes. Así es: tal cual. La diferencia, sin embargo, es que el titular de la Fiscalía General del Estado de Colima no tenía derecho alguno a ventilar esos “paseos de riesgo” con sus conocidos. No. Y lo hizo porque es un imbécil que no sabe controlar sus impulsos ni articular ideas claras aun cuando estaba en una entrevista a modo.
Miedoso y timorato para responder preguntas incómodas, pero bravo en privado cuando descalifica y maldice a sus críticos, García Ramírez ha sido el mini fiscal más inútil que ha tenido la dependencia, antes Procuraduría y ahora Fiscalía. Y vaya que ha tenido sujetos oscuros, corruptos y ligados al crimen organizado que, sin embargo, ahí siguen, impunes, sin pagar todo lo que deben.
Recordemos el tipo de funcionario que es Bryant Alejandro: fue el secretario particular de Efraín Angulo Rodríguez, ex secretario de Turismo del gobierno de José Ignacio Peralta Sánchez, vinculado a proceso por el asesinato, “asfixia mecánica”, de un menor de edad que se encontraba en una fiesta donde se contrató los servicios de sexoservidores extranjeros.
Bryant García, como su secretario particular, sabía todo lo que hacía su jefe; incluso esas orgías en la casa del fallecido ex funcionario donde abundaban las drogas, el alcohol y los menores de edad. ¿Participó alguna vez? No hay evidencia. Pero era, como dicen en el argot de los abogados, cómplice por omisión de todo cuanto sucedía en la residencia de Angulo Rodríguez.
¿Cuáles logros ha tenido en el año que tiene como titular de la Fiscalía de Colima? Ni uno solo. No hay. Lo que hay, sin embargo, es una serie de delitos cometidos y denunciados ante su dependencia que no se han resuelto; hay infinidad de carpetas de investigación que siguen en la total impunidad porque no existe la voluntad de resolverlas.
Hay, por supuesto, más de 40 elementos de la FGE dados de baja desde el inicio de la administración estatal por nexos con el crimen organizado, tal y como lo dio a conocer la gobernadora Indira Vizcaíno en uno de sus Diálogos por la Transformación, sin que hasta la fecha se sepa quiénes de esos 40 están detenidos, procesados o con investigaciones en curso.
Han asesinado, además, a diversos mandos directivos de la institución sin que hasta el momento hayan atrapado a los responsables. La más reciente, la titular de la Unidad Especializada en Combate al Secuestro, fue acribillada con más de diez impactos de bala afuera de su domicilio. ¡La fiscal anti secuestros! ¡Y nadie vio venir el atentado, pese a que, meses atrás, había circulado un mensaje de trabajadores de la Fiscalía de Colima en donde advertían de los nexos de la señora con uno de los cárteles de la droga en la entidad!
Ayer, en las instalaciones de la empresa Axe Capital, un sujeto llegó, con martillo en mano, y comenzó a descargar su odio con los cristales de las puertas y ventanas. En ese momento estaba un grupo de defraudados por Axel Joya que se prestaban a manifestarse una vez más en el lugar por la incapacidad de la Fiscalía General del Estado de Colima de resolver las denuncias que interpusieron contra el sobrino del siniestro Gustavo Adrián Joya Cervera.
Ya le hicieron saber el fraude a la gobernadora, al secretario de Gobernación, a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y han abordado a la mandataria para recordarle su compromiso. ¿Y qué ha pasado? Nada. Las denuncias siguen en la congeladora; no hay avances ni se ha hecho nada en contra del júnior. Hasta parece que lo protegen.
Ayer fue un sujeto, seguramente un defraudado, el que llegó al edificio y descargó toda su furia contra las instalaciones; después puede ser algo más grande y que se tenga que lamentar. Y todo por el mini fiscal, un arrogante e inútil soplagaitas, acostumbrado a servir al sistema y darle la espalda (una posición que le agrada demasiado) al pueblo.
Se tiene que ir, pero lo más importante: tiene que investigarse lo que la Secretaría de la Defensas Nacional, en sus tarjetas informativas confidenciales, dijo sobre sus nexos con el Cártel Jalisco Nueva Generación.