POR Jorge Octavio González
En el gobierno de Estado no saben comunicar; aunque tienen todos los recursos y los medios a su disposición, no hay una estrategia efectiva y eficaz para informar lo que hace la gobernadora Indira Vizcaíno ni para hacer precisiones sobre temas delicados, como los de seguridad.
Esta semana, concretamente el martes, de nueva cuenta se llevó a cabo un intenso operativo en la zona oriente de la ciudad de Colima, con todas las fuerzas policiacas coordinadas. Si no fuera por las imágenes y videos que los mismos vecinos envían a las redes sociales, el pueblo de Colima jamás se enteraría de lo que pasa en su entidad.
Si por el gobierno del Estado fuera, nunca informarían a la sociedad lo que acontece ni mucho menos estarían sujetos a la rendición de cuentas; la tardanza en responder y las trampas que ponen para retrasar lo más posible las solicitudes de información vía transparencia son una prueba de que al gobierno de Indira no le gusta la transparencia ni la rendición de cuentas.
A tal grado llegó la desinformación este martes que circuló fuertemente la versión en los grupos de WhatsApp del asesinato del ex gobernador Mario Anguiano Moreno, que minutos después tuvo que ser desmentido por el propio ex mandatario luego de las llamadas que comenzaron a hacerle para saber si el trascendido era cierto o no.
Y es que, aunque más de uno sembró la versión del atentado por mera ociosidad, lo cierto es que el operativo llevado a cabo por la policía estatal, la Marina y la Guardia Nacional sí se realizó en la zona donde tiene su domicilio el ex gobernador; incluso señalaron que una de las casas cateadas era del ex gobernador.
Mucha desinformación, mucha confusión, todo porque desde el gobierno del Estado no hay nadie que informe a la sociedad y a los medios lo que sucede; no hay quien tenga la capacidad de dar certidumbre a la opinión pública ante un despliegue tan grande y llamativo como el que se hizo el martes para hacer el operativo, que en tiempos de redes sociales es imposible ocultar o hacer como que nadie se dio cuenta.
No se le puede pedir que haga su trabajo la Fiscalía General del Estado de Colima, donde el inútil y bueno para nada del mini fiscal Bryant Alejandro García Ramírez se la pasa jugando Xbox en su oficina y planea qué nueva aventura de riesgo realizar. No se le puede pedir tampoco mucho a la Secretaría de Seguridad Pública, donde el titular Alfredo Castillo Báez anda recabando denuncias en contra de sus elementos en Tecomán por actuar como si fueran otro cártel del narcotráfico.
¿A quién, pues, pedirle que informe sobre lo que las fuerzas de todos los órdenes de gobierno hacen en las calles de la ciudad de Colima? ¿A la Policía Municipal? Ellos están degradados en autoridad y humillados ante la apropiación del gobierno del Estado y el Federal de la estrategia de seguridad; desde luego que ninguno de los elementos municipales podría hacer algo al respecto.
Informar a la sociedad no es mucho pedir; es parte de las obligaciones del gobierno del Estado y de las autoridades de todos los niveles de gobierno. Un despliegue tan impresionante como el que se dio este martes no puede pasar desapercibido ni esperar a que la gente se le olvide.
No se le puede pedir eso cuando, ante el total caos informativo, se especuló acerca del asesinato de Mario Anguiano Moreno, así, con toda la ligereza del mundo.
El Estado no se puede permitir que reine la desinformación y la rumorología ante la situación que se vive en la entidad, donde el 2023 inició más violento y sangriento que el pasado, que fue el peor de todos en toda la historia de Colima desde que se hacen ese tipo de mediciones.