POR Jorge Octavio González
Este año que pasó, el 2022, nos sirvió para conocer a nuestras autoridades de todos los niveles; en especial, a Indira Vizcaíno, la gobernadora del Estado, que en su afán de parecer diferente a los demás, se mimetizó con los corruptos que tiene en su administración y que le ayudaron a llegar a Casa de Gobierno, como el impresentable Rogelio Rueda Sánchez.
Ya sabemos que la mandataria estatal es cínica, mentirosa, indolente, incapaz y frívola; ya sabemos que nunca reconoce un error aun cuando es más que evidente, todo por su narcisismo y egolatría que no la deja ver con claridad.
Y si ya sabemos todo lo anterior, qué nos queda a nosotros como sociedad y como medios de comunicación hacer.
A la sociedad, organizarse mejor y exigir cuentas claras a las autoridades; tienen el poder de pedir explicaciones por cada peso que se gasta del erario, por lo que no es un favor que les hacen en el gobierno, sino una obligación.
A los medios de comunicación, al menos a los que no estamos al servicio de Miguel Ángel Vargas Vaca ni nos puede amenazar con retiro de publicidad porque sencillamente no lo tenemos, ser más críticos y, sobre todo, exhibir todas las corruptelas en que incurran desde la gobernadora hasta sus funcionarios de bajo perfil. Y no tengan la menor duda que haremos nuestro trabajo.
La sociedad debe organizarse y ser más exigentes; nosotros debemos ser los que escudriñemos el poder y no dejar pasar nada. La unión entre sociedad y medios de comunicación es indispensable para que las denuncias tengan eco; de otra manera no tendrá caso.
Puede haber denuncias en los medios y exhibir con documentos las irregularidades cometidas, pero si la sociedad no participa y difunde los contenidos no tendrá la presión suficiente como para que las autoridades actúen.
Si algo nos debe haber enseñado este 2022 es que la autoridad se levanta de su letargo cuando hay una fuerte presión social que empuja decisiones que se tienen que tomar; sólo de esa manera se ponen a trabajar y se pueden obtener buenos resultados.
Los valientes que decidieron cerrar el Libramiento Ejército Mexicano por la desaparición de un familiar tuvieron resultados casi instantáneos; después la Fiscalía General del Estado de Colima se endureció y amenazó con encarcelar a los ciudadanos que hicieran bloqueos y llegó a retirar a la fuerza, con golpes y amenazas, a los últimos que desafiaron a la autoridad con tal de saber de sus seres queridos.
Si los medios no hubiéramos cubierto esos hechos ni alzado la voz cuando los intentaban reprimir, tengan la seguridad que jamás habrían encontrado a los que se reportaron como desaparecidos, por la sencilla razón de que a las autoridades, comenzando por el inútil y bueno para nada del mini fiscal Bryant Alejandro García Ramírez, no les importa en lo absoluto el destino de las víctimas.
El 2023, por lo tanto, debe ser el inicio y la consolidación de la unión entre sociedad y medios de comunicación para exigir a las autoridades de todos los niveles, pero en especial al gobierno del Estado, que den resultados y que inviertan los recursos en obras y acciones que beneficien a todos y no a unos cuantos, como se ha venido haciendo desde que asumió la gubernatura Indira Vizcaíno.
Así lograremos que a la gobernadora se le quite lo indolente, frívola, cínica y sinvergüenza.