POR Jorge Octavio González
La secretaria de Planeación, Finanzas y Administración del gobierno del Estado, al igual que la de Bienestar, Inclusión Social y Mujeres, parecen más porristas de Indira Vizcaíno que funcionarias que tienen la responsabilidad de actuar sin colores partidistas; sus intervenciones fueron patéticas y siguiendo la narrativa de echarle toda la culpa al pasado, pero sin decir qué hicieron en contra de los responsables del desfalco y del daño a la hacienda estatal.
Así como la secretaria Dulce Huerta Araiza tuvo como su golpeadora a la versión femenina del porro y cínico Vladimir Parra, que no es otra que Isamar Ramírez, Fabiola Verduzco Aparicio tuvo a la legisladora Yommira Carrillo Barreto, que actuó como toda una payasa que, con tal de justificar todas las deficiencias señaladas por los diputados en cuestión de finanzas, tuvo que hacer maromas que dieron pena.
Lo primero en donde demostró nada de seriedad, dada su investidura de diputada, fue colocar una manta, como las que colocan las organizaciones criminales en las calles de Colima, con el rostro de José Ignacio Peralta Sánchez y el mensaje de “Se busca”, seguido de un susurro: “¿No vino Noriega otra vez?” Así de hipócrita.
El gobierno del Estado tiene un año en funciones; el Congreso del Estado un poco más. Con los dos Poderes al servicio de Indira Vizcaíno, ¿qué es lo que les falta a los diputados de la Comisión de Responsabilidades, en manos de MORENA, para sancionar a los responsables del desfalco financiero de la pasada administración?
Ha pasado más de un año y no han sido capaces de citar siquiera al ex gobernador Ignacio Peralta Sánchez. ¡Un año! ¿Pues qué han hecho en todo este tiempo? Las pruebas, según dicen, son contundentes; el robo en despoblado es más que evidente. ¿Entonces por qué no han procedido a sancionar a los responsables?
Tienen, además del Poder Ejecutivo y el Legislativo, a la Fiscalía General del Estado de Colima con un empleado más de la gobernadora al frente; tienen al Órgano Superior de Fiscalización; tienen, por si fuera poco, al gobierno federal de su lado con la Fiscalía General de la República y la Secretaría de la Función Pública, así como la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda.
¿Por qué, entonces, no han hecho nada en contra de los señalados por actos de corrupción y desvío de recursos? Porque, como ya se ha documentado en estas páginas, la acusación al pasado es solo una narrativa demagógica del gobierno de Indira Vizcaíno, quien ha desgastado el discurso hasta la ignominia que ya caducó al año de utilizarlo en todos los foros en los que se presentaba.
Yommira Carrillo Barreto, otra que salió golpeadora llena de odio y lanzando acusaciones a diestra y siniestra como Isamar Ramírez, exhibe si ignorancia, su pusilanimidad e ineficiencia, pues si de verdad estuviera preocupada por el dinero que se robaron los de la pasada administración, estaría reclamándole a sus compañeros de partido en la Comisión de Responsabilidades que se pongan a trabajar y localicen al ex gobernador Peralta Sánchez, además de combatir el amparo de Carlos Noriega García y, sobre todo, exigir a la gobernadora que, a su vez, instruya a sus empleados en la Fiscalía General del Estado y la Fiscalía Anticorrupción que aceleren los procesos penales en contra de los señalados por actos de corrupción.
¿Por qué no lo ha hecho? Sencillamente porque Carrillo Barreto está actuando como vil payasa de la bancada de MORENA y trata de dar el espectáculo de que están ofendidas e indignadas por el robo que se hizo en la pasada administración, pero sin actuar a fondo en los procesos de juicios políticos y penales en contra de los ex funcionarios señalados por robarse los recursos públicos.
A nadie engaña Yommira Carrillo: ella es sólo una marioneta del grupo de poder que está enquistado en el gobierno del Estado, cumpliendo al pie de la letra las órdenes que le dieron para hacer ese espectáculo de circo y colocar una manta, al igual que los grupos criminales que ayudaron a llegar a Indira Vizcaíno al poder, con la cara de Ignacio Peralta y gritar por qué se quejan tanto de la crisis actual cuando todo tiene su origen en el pasado.
Pues si eso fuera cierto, un gobierno transparente y honesto ya tendría tras las rejas a todos los responsables del daño a la hacienda estatal, y no andarían dando pena con discursos que ya caducaron y que a nadie convencen.
La narrativa de echarle la culpa al pasado ya no funciona; se terminó al cumplir un año en sus funciones. Tuvieron el tiempo suficiente para actuar correctamente e interponer las denuncias correspondientes a todos los culpables de la corrupción. No lo hicieron y no lo harán por una sencilla razón: la gobernadora Indira Vizcaíno firmó un pacto de impunidad con José Ignacio Peralta y no se le tocará en este sexenio.
A todos los que se desgarraron las vestiduras atacando al ex gobernador, hoy cobrando en diversas dependencias como asesores, en un ejercicio de decencia tendrían que renunciar por no comulgar con otorgarle un manto de impunidad a quien tanto se encargaron de cuestionar. Si se quedan será porque no tienen vergüenza ni madre. Madre, mejor dicho.