Indira quiere meter a la cárcel a Griselda Martínez

POR Jorge Octavio González

Indira Vizcaíno, como la soberbia que es, pide a sus subalternos y empleados sumisión, servilismo, entreguismo y todo lo que necesiten se lo tienen que pedir a ella para no ser saltada como autoridad; eso mismo pide para los presidentes municipales a incluso para los otros dos Poderes del Estado: el Legislativo y el Judicial.

Al margen de que la mayoría oficialista en el Congreso del Estado sí actúa como oficialía de partes de la mandataria y votan todo lo que se les envía sin modificarle una sola coma, en el Supremo Tribunal de Justicia del Estado demostraron, con la nominación del nuevo presidente, que no estarán a su merced. El tiempo nos dirá si fue cierto o no.

Pero Indira Vizcaíno se siente la dueña de Colima sólo porque cada vez que viene Andrés Manuel López Obrador la llena de elogios y ordena a sus plumas pagadas a que digan que eso es un mensaje de que ella y nadie más que ella manda en el Estado, cuando lo cierto es que en cada visita de AMLO lo único que hace es darle una palmadita por lo débil que la siente y percibe.

Pues esa misma condescendencia quiere de los 10 presidentes municipales: que le rindan pleitesía y digan que si no es por ella nada se podría hacer; que sólo por su ayuda y generosidad se puede sacar adelante el trabajo que le corresponde a los alcaldes hacer.

Algunos, sobre todo las que no son de su partido, sí han caído en la trampa y han agachado la mirada cuando Indira Vizcaíno las visita o pide que vayan a un evento del gobierno del Estado; con tal de mantener una relación cordial son capaces de dejar a un lado su dignidad como autoridad y besarle los pies a la gobernadora.

El ejemplo más claro de eso es Tey Gutiérrez, de Villa de Álvarez, así como Gaby Mejía, de Cuauhtémoc, y otros tantos más que han degradado la investidura de presidentes municipales con tal de no enfurecer a la mandataria.

La única que no se ha doblegado, porque la conoce a la perfección, es Griselda Martínez Martínez, presidenta municipal de Manzanillo. Nunca hubo una relación de civilidad mientras buscaban sus respectivos cargos por MORENA; siempre hubo diferencias que, aunque trascendieron a los medios de comunicación, supieron manejar para no dañar al partido.

Lo sucedido las últimas semanas, sin embargo, ya rebasó todos los límites: Indira Vizcaíno ya cruzó el Rubicón y no hay marcha atrás.

En la Fiscalía General del Estado de Colima, con un Bryant Alejandro García Ramírez que es más un títere y pelele de Indira que un verdadero y autónomo mini fiscal, activaron sendas denuncias en contra de la alcaldesa manzanillense que estaban más de dos años durmiendo el sueño de justos.

Mueve a sospecha los tiempos y las formas; se da justo ahora que Griselda Martínez emprendió acciones legales contra el padre de la gobernadora por sus machistas y misóginas declaraciones con su compadre Pegajoso George Gallardo en la radio, así como la negativa a arrodillarse ante la mandataria estatal.

Indira Vizcaíno dirá que no es persecución política porque la denuncia no la interpuso ella sino el sindicato del ayuntamiento de Manzanillo; lo cierto es que, si no tuviera el visto bueno de la gobernadora esa denuncia, como muchas otras, seguiría engrosando las carpetas que se empolvan en el escritorio del mini fiscal.

Tan se puede probar que tiene la instrucción de la gobernadora que, por ejemplo, las denuncias que interpuso Griselda Martínez en la Fiscalía de Colima desde el trienio anterior en contra de Gabriela Benavides Cobos, Virgilio Mendoza Amescua y el tesorero de ambos, ya se les dio carpetazo. Y, por el contario, los dos integrantes del Partido Verde ahora son aliados de la gobernadora y serán premiados con candidaturas en el 2024, como parte de los compromisos que se generaron a nivel central entre sus dirigentes.

¿A poco ya se les olvidó que Gaby Benavides, siendo presidenta municipal, mantuvo la tarjeta de gastos personales de Virgilio Mendoza y se pagaron cuentas que superan los millones de pesos con cargo al erario? Si bien la tarjeta se dio de alta cuando el alcalde era Mendoza Amescua, Benavides Cobos se la mantuvo y continuó hasta el trienio de Griselda Martínez, que se dio cuenta y la dio de baja hasta después que la Comisión Nacional Bancaria y de Valores les dijo quién utilizaba el plástico.

¿Esa denuncia, aun cuando están todas las pruebas, por qué no se activa? ¿Por qué en el gobierno de Indira Vizcaíno les dan protección a los dos corruptos del Verde Ecologista? ¿Por qué ese farsante mini fiscal se presta a encubrir a semejantes bribones? ¿Se atreverá la gobernadora a encarcelar a Griselda Martínez?

La respuesta es obvia: SÍ.