Indira Vizcaíno Silva y la olvidada Policía Auxiliar Estatal

POR Bibiano Moreno Montes de Oca

Si bien los elementos de la Policía Auxiliar Estatal dependen directamente de la Secretaría de Seguridad Pública del Gobierno del Estado, en los hechos es algo así como el recipiente de los cacharros inservibles, pues parece que no existiera para nadie del medio oficial, aunque a su personal le hacen la vida imposible con los malos salarios, la falta de apoyo para equipo y sin siquiera contar con arma para repeler algún ataque por no estar considerado, en la jerga policial, “primer respondiente”, una facultad que solo tienen los uniformados que realizan sus rondines a pie o en patrullas y no son parte de la PAE. 

De acuerdo con informes proporcionados al autor de Concierto Político por gente de la Secretaría de Seguridad Pública, la PAE (Policía Auxiliar Estatal) se independizó de la Policía Estatal del Estado (PEP) desde el año de 2017, es decir, se convirtió en Órgano Público Descentralizado (OPD). Esto significa que la PAE, que anteriormente era coordinaba y operada por la PEP, ahora es manejada por un director que actúa bajo la responsabilidad directa del titular de la SSP.  

La Policía Auxiliar Estatal es intramuros, es decir, tiene bajo su responsabilidad el resguardo y custodia de los edificios públicos más importantes de la entidad; por ejemplo, el Palacio de Gobierno, Complejo Administrativo, Congreso del Estado, la Casa de la Cultura, las Casas Hogar, las zonas arqueológicas, el IMADES, entre otros más. Cabe señalar que en algunos de esos lugares se encuentran bienes y documentos de gran valor que podrían despertar la codicia de los ladrones, pero los de la PAE no pueden portar armas y, por tanto, responder una agresión. 

Cualquiera podría creer que, al haberse desprendido de la Policía Estatal del Estado y volverse autónoma, la Policía Auxiliar Estatal tendría mayor libertad para realizar su función, pero se llevan un tremendo chasco cuando se enteran que funciona como una Policía de Seguridad Privada, por lo que la mayoría siente que más bien son veladores, no policías. El parecido con una empresa privada no es ocurrencia de nadie, aunque es posible que las condiciones laborales hasta sean mejores. En lo que se refiere a la PAE, las condiciones son de lo más lamentable para los que la integran. 

Así, por ejemplo, los policías son contratados solamente por periodos de tres meses a fin de no crear antigüedad. Como se dijo, no están autorizados para ser “primer respondiente”, lo que les dificulta su trabajo. Cuando son convocados se ofrecen beneficios que no existen, por lo que les están mintiendo a los aspirantes a ingresar desde el inicio. A los elementos de la PEP sí les han aumentado sus salarios, pero al menos desde hace cinco años en la Policía Auxiliar Estatal no les han incrementado el sueldo, que es de 8 mil 500 al mes o de 4 mil 250 quincenales; sin embargo, con el descuento que se hace de la cuota para el IPECOL, la quincena queda en miserables 3 mil 980 pesotes.  

Por supuesto, con un salario así y con unos comandantes que no se toman en serio su responsabilidad, la situación de los trabajadores de la Policía Auxiliar Estatal es deplorable. Hay mujeres policías que son madres solteras con dos o tres hijos, por lo que, con ese sueldo y las nulas prestaciones, prácticamente se encuentran atadas de manos, aunque ahí siguen por necesidad. Sin embargo, al estar muy relajada la autoridad, el personal tampoco da mucho de sí, donde lo que destaca es su falta de capacidad, su inexperiencia, etcétera. 

La denominada Coordinación Operativa es la encargada de tener bajo control todos los servicios y al personal (130 en total), con la ayuda de subalternos, que son los comandantes de turno. Hay una coordinadora con estudios máximos de secundaria que llegó a suplir a otro que fue despedido recientemente. Esto es de llamar la atención, pues el anterior director de la Policía Auxiliar Estatal tenía sus preferencias por las mujeres, a las que nombraba comandantes (aquí se incluye a la coordinadora operativa) por ser muy cercanas a él (más bien, íntimas), pues hasta se le vio con varias de ellas en bares y restoranes. 

El caso es que contratan personal sin ninguna experiencia, por lo que no le dan uniforme o, en su defecto, le entregan ropa usada para que la manden arreglar con una costurera; las botas están rotas y sin agujetas, cuando bien les va, por lo que algunos usan tenis que pintan de negro para disimular; las fornituras están vacías y no cuentan con esposas; de plano, están sin ninguna herramienta de trabajo. De hecho, todo lo que le dan a la Policía Auxiliar Estatal son desechos de la PEP, lo que deja en claro que la PAE no le importa a nadie. 

Desde hace tiempo se viene prometiendo un aumento salarial, pero los elementos de la PAE lo dudan: si no hay dinero para el equipo y los uniformes, menos habrá para el incremento. A este respecto, me dicen que acaban de nombrar un nuevo director hace unas dos semanas, pero a la fecha ni lo conocen porque nadie se los ha presentado. El tipo es un recomendado, de unos 22 años, recién egresado de Criminología. Aquí es donde se nota lo poco o nada que importa a las autoridades la PAE, cuya plantilla para ser operativa tendría que ser de 280 efectivos, aunque sólo cuenta con 130. 

Para colmo, los turnos de trabajo son de 24 por 24, es decir, un día de labor por un día de descanso. Desde hace tiempo se han prometido turnos de 12 horas de trabajo por 24 horas de descanso, pero eso se mira utópico, dadas las tremendas condiciones en las que se encuentran, olvidados por todos; para empezar, por la propia gobernadora del estado, Indira Vizcaíno Silva, que jamás se ha parado en las instalaciones, pues ni siquiera sabe que existe la Policía Auxiliar Estatal.