Doña Indira: ¿está enferma o padece algún trastorno mental?

POR PXPress

INCREÍBLE EL GRADO DE DISOCIACIÓN QUE tiene la gobernadora de Colima. Indira Vizcaíno se cree sus propias mentiras; el problema es que siente que los demás también lo creen. Ayer, en su show de stand up Diálogos por la Transformación, no le importó decir tantas mentiras al hilo; tampoco que todos se dieran cuenta y que le hicieran ver lo equivocada que estaba. El tema de referencia fue la Feria de Colima Todos los Santos 2022. El primer asunto que abordó fue la crítica del sector empresarial y restaurantero que señaló que la mayoría de sus agremiados decidieron no instalar sus negocios en la Feria por los altos costos que pedía el Instituto de Fomento de Ferias y Exposiciones de Colima. Dijo: “Sí he escuchado algunos comentarios al respecto; la verdad es que también he escuchado que muchos están arrepentidos de no haber participado porque ha habido una gran derrama económica”. Así de arrogante, así de soberbia: sí está caro todo pero ahora están arrepentidos porque pudieron sacar más, es lo que les dijo a los empresarios que la cuestionaron por elevar los costos de los puestos en la Feria de Colima. Y aunque sólo dos integrantes de la Confederación Patronal de la República Mexicana y 10 de 500 afiliados a la Cámara Nacional de Comercio son los que decidieron instalarse, así finalizó su comentario Indira Vizcaíno: “Para mí la opinión más importante es la de la gente”, dejando en claro que lo que digan los fifís de la COPARMEX y la CANACO ni le va ni le viene; como si los integrantes de dichas cámaras empresariales y restauranteras no fueran personas y no valiera su opinión; o como si no fueran ellos los que aglutinan a las micro y pequeñas empresas de Colima que generan empleo. Y el segundo tema fue sobre el video viral que PXPress publicó el martes y donde se aprecia claramente que los policías estatales y marinos estaban decomisando en la entrada de las instalaciones todo tipo de bebidas y frituras que llevaban los asistentes, todo con el objetivo de obligarlos a comparar adentro, donde todo está más caro. El colmo fue su justificación: la gente no podía ingresar con refrescos de lata o embotellada porque puede ser utilizada como proyectiles y lastimar a alguien, ¡como si al interior no vendieran esas mismas bebidas de lata y embotelladas! El cinismo en todo su esplendor. Indira Vizcaíno, sin embargo, volvió a mentir: “No se les retira un pan, unas gorditas, unas papitas o eso… pues claro que no, eso es falso”. ¿En serio? ¿Esa fue su respuesta? ¿No se les retiró papitas? El video no deja lugar a dudas a especulación: se observa claramente que, además de refrescos y aguas embotelladas, hay papitas en el suelo. Aun cuando en ese momento le mostraran el video a Indira Vizcaíno, diría lo mismo y explicaría que seguramente esa bolsa amarilla contenía explosivos y por eso fue decomisada, pero jamás admitiría que sí estuvieron quitándole alimentos a las personas que estaban ingresando a la Feria de Colima. El nivel de mitomanía de la gobernadora de Colima es alarmante; incluso es para un análisis clínico. Si tiene problemas mentales la mandataria es mejor que lo diga y trate su trastorno; a nadie en la entidad le conviene que su máxima autoridad tome decisiones sin estar en sus cinco sentidos. No puede ser que la realidad que ven todos los colimenses día con día ella la vea de otra manera; increíble que ella vea una Feria de Colima que los demás ni por equivocación perciben. Indira Vizcaíno, si de verdad tiene algún padecimiento, por el bien de Colima debe decirlo; de lo contrario estará poniendo en riesgo a la gente por tomar determinaciones inducidas por su disociación.

EN ESTA PÁGINA, desde diversas columnas, se ha sostenido lo que parte del personal femenino del Poder Judicial de Colima definió de manera inmejorable: es un harem de los magistrados. En la denuncia que circula por las redes sociales se menciona a los ex presidentes José Alfredo Jiménez, Rafael García Rincón y Bernardo Salazar Santana, además del secretario de éste, un tal David Montaño, que por lo visto es una auténtica lacra que no debiera estar en una instancia en la que se imparte justicia, sino donde expían sus culpas los malandrines. A los anteriores magistrados hay que agregar a Miguel el Ratón Miguelito García de la Mora, sujeto del que hablaremos más adelante. Hoy en esta columna Xpress´o queremos dejar constancia de cómo se las gastan estos individuos. Así, pues, nos vamos a referir primero al que concluyó su periodo como presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado, luego del intento fallido por imponer sucesor sin logarlo. Los hombres que imparten justicia, en teoría, tendrían que ser de una moral intachable, pero no es el caso en Colima. El ex presidente tiene una hija con una empleada del Poder Judicial, quien lo demandó por pensión alimenticia ante un juez que es enemigo de él, por lo que le aplicó una pena muy severa para la manutención de su vástago fuera del matrimonio. Otra amante, con la que tuvo otra hija, labora en el Juzgado Penal, por lo que no le cuesta pensión, sino que la compensa con su puesto. Una novia más llegó como becaria, pero al no contar con el perfil para sindicalizarla, Bernardo Salazar tuvo que maniobrar con sus amigos priistas para que la emplearan en el Congreso del Estado, donde aún permanece, ahora bajo la protección de la bancada tricolor en la LX Legislatura local. Por lo que se refiere al Miguelito García de la Mora, su caso es peculiar: la novia que tiene actualmente llegó con un cargo menor, donde fue ascendiendo por dos razones que saltan a la vista. A diferencia de otras mujeres que han tenido que soportar el acoso de los Don Juanes y los Tenorios de quinta, la susodicha, de nombre Laura Trujillo, ha sabido aprovechar muy bien su impactante presencia de reina tropical. Cuando estaba bajo las órdenes de la juez Lilia Hernández Flores, la subordinada no sacaba correctamente el acuerdo de un abogado, por lo que el litigante lo comentó con la juez, que hoy es magistrada; ésta aceptó que no podía hacerle nada por ser protegida de Miguelito García, que adquirió poder por su amistad con Bernardo Salazar. Hoy Laura Trujillo es secretaria de acuerdos del Juzgado Laboral, con un sueldo superior a los 30 mil pesos, aunque prácticamente no hace nada por ser la favorita de su profesor (o su magistrado). La peculiaridad de la que hablamos al principio es que ella llegó soltera al empleo, pero más adelante se casó a pesar de todos los beneficios de que gozaba, lo cual afectó durísimo a su galancete de cuarta. Sin embargo, poco después, tras acuerdos beneficiosos para ella, la relación sentimental continuó viento en popa. El Poder Judicial no debe ser rehén de ninguno de los otros dos Poderes, pero eso lo resolverán en breve sus 10 integrantes. Lo que no se vale es que los principales responsables de impartir la justicia en la entidad sean una caterva de rufianes a los que su propio personal cataloga de depredadores sexuales. Y magistrados como Rafael García, José Alfredo Jiménez y, sobre todo, Bernardo Salazar y Miguelito García, no son precisamente el mejor ejemplo de moralidad y buenas costumbres para nadie. Por último, sólo hemos de decir que un magistrado, Sergio Marcelino Bravo Jiménez, tiene el cinismo de no pararse al Palacio de Justicia con el pretexto de que le sale muy caro trasladarse desde el puerto a esta capital, por lo que prefiere atender la notaría de su señor padre en Manzanillo. Bien: el cinismo criminal de este sinvergüenza magistrado raya en el escándalo: se queja que no le ajusta el salario para presentarse en su oficina cinco veces a la semana, cuando es de los que mejores sueldos gozan en todo Colima, con poco más de 100 mil pesos al mes. ¿Se le hace poco a este desgraciado? Ya quisieran tener su sueldo cinco empleados que harían mucho mejor el trabajo que no hace este miserable magistrado porteño. No hay duda: el Poder Judicial en Colima necesita un cambio desde sus cimientos, aunque está claro que eso no se va a lograr en la era del nefasto indirato. Ni hablar: los colimenses estamos salados con tanta lacra.