Indira sigue sin pagar a los sindicalizados del gobierno de Colima

POR Jorge Octavio González

El pasado 26 de octubre el dirigente sindical Martín Flores Castañeda denunció las mentiras de Indira Vizcaíno y aseguró que la actual administración no ha enterado las aportaciones de los trabajadores al Instituto de Pensiones del Estado de Colima (IPECOL), como venía presumiendo la gobernadora; tan no es así que el secretario general del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Gobierno del Estado (STSGE) se declaró en pie de lucha por la defensa y recuperación del pago que se les adeuda.

Fue el día que el secretario de Gobernación vino a Colima a hablar de las bondades de la militarización del país que Flores Castañeda convocó a sus agremiados a protestar en el Congreso del Estado por el incumplimiento del gobierno del Estado; cabe destacar que se tuvo que hacer a un lado la valla que había ordenado colocar la sectaria Carmen Virgen Quiles para que los trabajadores pudieran ingresar a la sede del Poder Legislativo.

Presionada por la presencia y consignas de los sindicalizados del gobierno estatal, Indira Vizcaíno se adelantó y, en un intento de apagar el fuego, invitó al líder sindical a Casa de Gobierno con Adán Augusto López Hernández, en donde se habló del tema que le atañe al STSGE y quedaron sellados varios compromisos.

Hay que decir, sin embargo, que los compromisos a los que llegaron el 27 de octubre con el secretario de Gobernación no fueron cumplidos, al menos en lo que respecta al gobierno del Estado, pues a más de diez días de que se reunieron no ha habido respuesta favorable para los trabajadores.

La reunión que sostuvo Martín Flores con Indira Vizcaíno y Adán Augusto sólo fue para controlar la crisis que se estaba saliendo de control, pues además de los trabajadores sindicalizados, también estaban en el Congreso del Estado los defraudados por la empresa Axe Capital, cuyo dueño es el sobrino del recientemente destituido vice fiscal de la Fiscalía General del Estado de Colima, Gustavo Adrián Joya Cervera.

Apenas estaban conteniendo un problema con los trabajadores sindicalizados cuando tuvieron que enfrentar otro con los socios de la empresa que defraudó con millones de pesos a cientos y cientos de familias colimenses, esos AVARICIOSOS como los llamó Arnoldo Vizcaíno Rodríguez; sin embargo, a la distancia no ha habido respuesta ni a uno ni a otro.

Flores Castañeda continúa en pie de lucha y estarán llevando a cabo diversas manifestaciones y actividades de protesta por el incumplimiento del pago al IPECOL, señal que no han cumplido la parte que le corresponde a la administración estatal, tal y como se comprometieron ante el secretario de Gobernación del gobierno de la República.

Y, mención aparte, tampoco ha habido avances en la investigación del fraude perpetrado por Axel Joya, lo que indica que desde el gobierno del Estado, aun sin Gustavo Joya Cervera en la Fiscalía de Colima, se sigue protegiendo al júnior y no hay nada que demuestre que los millones de pesos que se llevó regresen a sus dueños.

Indira Vizcaíno ha demostrado, una vez más, que no es una mujer que cumpla sus compromisos; si se vio interesada el pasado 27 de octubre en llegar a acuerdos con los trabajadores sindicalizados y los defraudados por Axe Capital fue porque estaba en Colima el secretario de Gobernación. Nada más.

A la gobernadora no le interesa que los trabajadores sindicalizados obtengan los bonos y salarios que se les adeudan, ya no sólo desde la pasada administración sino de ésta; tampoco le importa que cientos de familias se queden sin los ahorros de toda su vida con tal de seguir protegiendo al sobrino de uno de sus ex funcionarios más oscuros y siniestros que haya habido en la Fiscalía de Colima.

Indira Vizcaíno no tiene palabra, no es seria, es indolente y detesta a la clase trabajadora y a quienes se manifiestan en la calle y en los medios en su contra. Nunca estuvo preparada para ser gobernadora; ella sólo quiere divertirse y llenarse de dinero los bolsillos. Se enamoró del dinero y del poder; el problema para ella es que puede que no concluya los seis años.