Indira: la peor gobernadora de Colima

POR Jorge Octavio González

A un año recién cumplido de este gobierno que generó demasiadas expectativas, lo más que se puede decir es que ha sido deplorable, indolente, igual o más corrupto que los de antes, con funcionarios más torpes y sin experiencia ni oficio político, tal y como es la propia gobernadora del Estado.

Indira Vizcaíno aún no aprende a ser gobernadora; todavía cree que sigue en campaña y que puede hacer lo que se le dé la gana sin que haya consecuencias para los colimenses. Cree que puede irse a la Ciudad de México a seguir a Claudia Sheinbaum, gastar recursos públicos en sus traslados, sin que nadie le reclame por qué no está en Colima atendiendo los grandes y graves problemas que hay.

La mandataria cree que puede irse a la Feria de Colima Todos los Santos 2022 y tomarse fotos con su familia (nuevamente utilizando a su esposo con el que lleva meses sin vivir) mientras en la entidad hay un baño de sangre producto de sus compromisos incumplidos a las organizaciones criminales.

Ayer se tomó una fotografía en el puesto Tacos Mi Oficina y dijo estar feliz de convivir con sus seres queridos y demás; sin embargo, las personas que estaban en el lugar comentaron que dejaron de servir y de prestar el servicio porque se encontraba la gobernadora, que pidió a sus guaruras alejar a la gente porque iba a comer con su familia. Ramón en cuanto Indira tomó la foto se retiró del lugar porque su parte del contrato ya estaba cumplido.

Cuando se hizo público el desdén de la gobernadora hacia los comensales que estaban en el puesto de tacos, ordenó la publicación de un comentario en un medio vendido al gobierno del Estado, redactado desde la Coordinación de Comunicación Social, que titularon descaradamente así: “De manera sencilla la gobernadora celebró su primer año de gobierno”.

Por supuesto que los sujetos que administran esa página ya no conocen la vergüenza, pero el hecho en sí demostró que Indira Vizcaíno utiliza el dinero público para inducir una narrativa que está muy alejada de la realidad: ni es cercana a la gente ni disfruta convivir con ellos; al contrario, le da asco que se acerquen a ella y sus guaruras tienen el trabajo de impedir siquiera que le hablen.

Siguiendo con lo de su primer año de gobierno, Indira Vizcaíno ya está haciendo uso de esos cinco días antes para publicitar su imagen, por lo que su Informe de Gobierno tendrá que ser el fin de semana o a inicios de la semana entrante; si se pasan más días promocionando su imagen estará una vez más violando la ley electoral. Si ya es una delincuente, qué más da volver a pisotear la Constitución.  

Respecto a publicitar sus obras y acciones de gobierno, en uno de sus mensajes dijo que “pasar de un gobierno de unos cuantos (los mismos de siempre) a un gobierno del pueblo y para el pueblo, ha estado lleno de retos”. Indira es cínica y sinvergüenza: en ese gobierno de unos cuantos estuvo ella como secretaria de Desarrollo Social en una administración priísta; el gobierno del pueblo para el pueblo es una falacia nada más, pues se ha dedicado a beneficiar a sus amigas, comadres y familiares.

Y esto es lo peor: “Los objetivos son claros: gastar menos en el gobierno para invertir más en la gente; y gobernar cerca de la gente y sus necesidades”. Doblemente cínica y sinvergüenza: gastar menos en el gobierno tal vez se refiera a no darles el incremento salarial a los trabajadores sindicalizados del gobierno del Estado, pero, en descargo del mísero porcentaje que no ha querido darles a los trabajadores, sí ha gastado y bien en su gente que dice asesorarla, específicamente la que está en la Oficina de la Gubernatura a cargo de Eduardo Jurado Escamilla, donde más de 50 personas ganan entre 40 y 50 mil pesos mensuales.

Indira Vizcaíno dice no tener para pagar un 8% de salario a los trabajadores, pero sí tiene para asesores, que en nada le ayudan, sueldos onerosos y obscenos; los casos de Rafael Briceño Alcaraz, Ricardo Sánchez Arreguín y Ana Sofía Bayardo Cabrera son sólo un ejemplo de cómo la mandataria estatal premia a los suyos y castiga a los que se opusieron a su candidatura.

El rencor es lo que mueve a Indira Vizcaíno, el odio y la sed de venganza; es una mujer envenenada que, por el miedo que tiene que le cobren las facturas quienes no se andan por las ramas, se repliega en su burbuja, con sus decenas de escoltas y sus camionetas con el blindaje más alto del mercado, sólo para personajes de la política que están siendo perseguidos por los narcotraficantes o los terroristas.

Los trabajadores sindicalizados para Indira Vizcaíno no son gente ni pueblo; son esos unos cuantos que se beneficiaron en el pasado, aun cuando ella misma sea de esos políticos oscuros y corruptos del pasado.