Los caminos de Zacualpan no son como Vladimir e Indira pensaban

POR Jorge Octavio González

Vladimir Parra no deja de ser el porro lleno de odio de antes

¿Qué tan miserables son en el gobierno del Estado, particularmente Indira Vizcaíno y Vladimir Parra Barragán, que cuando en su momento necesitaron de la comunidad de Zacualpan para sus fines políticos siempre estuvieron al pie del cañón, pero ahora que están en el poder no les pueden cumplir ni siquiera la promesa que hicieron de construirles un Centro de Salud en la comunidad?

Porque, ciertamente, a los comuneros de Zacualpan los utilizaron en MORENA para engrosar manifestaciones y reventar actos oficiales con tal de aparentar que tenían al pueblo de su lado; no fueron una ni dos ni tres sino más veces las que operaron de la misma manera, haciendo todo un gasto que nunca se comprobó en movilización, transporte, comida y pago por sus servicios.

Eso quedó en el pasado. Lo que ahora importa es que, según los pobladores de Zacualpan, del municipio de Comala, desde la campaña electoral la entonces candidata Indira Vizcaíno se comprometió a que les construirían un Centro de Salud en la comunidad, habida cuenta que el que tenían estaba en pésimas condiciones.

La promesa se hizo y de testigos están muchos de los habitantes. Esperaron, pues, a que Indira llegara a Palacio de Gobierno. Le pidieron audiencia una, dos, tres veces y nada; tuvieron comunicación directa con el particular Armando Velázquez y jamás les regresó la llamada.

Así transcurrió todo el año entre peticiones de audiencia a la gobernadora para que cumpliera su palabra. Se vino el sismo del 19 de septiembre y el lugar, de por sí en pésimas condiciones, quedó inservible; ahora ni siquiera había un Centro de Salud que pudiera operar con normalidad por el riesgo de que se derrumbara en cualquier momento.

Los comuneros de Zacualpan fueron pacientes, pese a ser parte fundamental para que MORENA ganara las elecciones en el 2018 y en el 2021, hasta que se reventó el hilo por lo más delgado. El pasado sábado, desde una cuenta de Facebook llamada Zacualpan Comala, lanzaron el ultimátum a la gobernadora y al director de CIAPACOV: si para el lunes 24 de octubre no se presentaban a las nueve de la mañana en la comunidad, cerrarían las válvulas que abastecen de agua a Colima y Villa de Álvarez.

Muchos en las redes sociales no se tomaron en serio la amenaza hecha, por supuesto porque nadie los conocía; los que sí sabían de qué son capaces son los que ahora están en el gobierno del Estado, por eso fue raro que nadie de la administración estatal, sobre todo los asesores que cobran más de 40 mil pesos al mes para sugerirle vías alternas a la gobernadora para salir de los conflictos, hiciera algo al respecto.

Tuvieron todo el fin de semana para idear una estrategia que pudiera resolver de momento el problema que se podía avecinar; no lo hicieron porque los asesores de la gobernadora no salen de sus oficinas y no asesoran en nada a Indira.

El lunes, sin la presencia de Indira Vizcaíno, sólo con Vladimir Parra, Marisol León Neri y el jurídico Guillermo Navarrete Zamora (aquél al que le rafaguearon su casa sicarios que quién sabe qué cuentas le estaban cobrando en diciembre del 2011), acudieron a Zacualpan creyendo que podían convencerlos de seguir postergando la promesa empeñada por la gobernadora.

No fue así. En cuanto Vladimir Parra les dijo que la construcción de un Centro de Salud tenía que pasar por diversas etapas para su aprobación, de inmediato fue encarado por los habitantes y le reclamaron que ni siquiera les cumplieran esa petición. “Y así nos tratan, Vladimir”, fue lo que dijo una señora que, visiblemente enojada, le recordó que por ellos es que ganaron las elecciones.

Nadie tuvo el oficio político para llegar a acuerdos con los vecinos de la comunidad y, tal y como lo prometieron, cerraron las válvulas que abastecen del vital líquido la zona conurbada Colima-Villa de Álvarez.

El gobierno del Estado no cuenta con los recursos en estos momentos para hacer el Centro de Salud; si acaso lo contemplarán para el próximo año en el presupuesto del 2023. La cuestión, sin embargo, es que este caso exhibe de cuerpo entero a la administración estatal y a sus funcionarios: si no pudieron ser capaces de cumplir una sola promesa de campaña para sus aliados de lucha, ¿se imaginan cuándo cumplirán lo que les prometieron a los demás colimenses mientras pedían el voto?

Indira Vizcaíno fue una cobarde al no asistir y monitorear todo por vía remota; Vladimir Parra evidenció que no deja de ser un porro por más que sea director de un organismo operador de agua; Marisol León estuvo de convidada de piedra y Guillermo Navarrete nomás fue a estorbar.