POR Bibiano Moreno Montes de Oca
La dura embestida del indirato en contra del diputado priista Héctor el Traxcavo Magaña Lara ha evidenciado la débil y vulnerable que está la oposición en Colima, de tal suerte que, si el PRI o el PAN estuvieran en el poder y las condiciones fueran exactamente las mismas contra los opositores, los integrantes de Morena ya estarían histéricos y pidiendo la renuncia del gobernador en turno, de su gabinete entero, de los integrantes del Congreso del Estado y, en fin, de todos cuantos se hubieran atrevido a tamaña insolencia en perjuicio de los morenacos.
Sin embargo, como es Morena y compinches la que detenta el poder en Colima, las persecuciones y venganzas políticas en contra de los opositores se ven como algo de lo más normal, es decir, el trato implacable y ofensivo en contra del tribuno, coordinador de la bancada del PRI en la LX Legislatura local, es algo que a la miserable Gobernadora Altozano apenas le llevó unos pocos segundos tocar. Así, algo que tendría que ser la causa de mítines, marchas, bloqueos, debates y todo tipo de protestas en contra por la evidentísima persecución, en Morena no merece ninguna explicación.
Deje usted, lector, que al gobierno de los nuevos ricos y a Indira Vizcaíno Silva les valga madre lo que ocurre contra los opositores al régimen morenaco: lo peor de todo es que ni siquiera en su propio partido, que es el PRI, se ha podido ver una enérgica posición en contra del revanchismo del indirato contra sus opositores más notorios que le resultan incómodos, como es el caso de el Traxcavo Magaña Lara. ¿Ya salió el presidente formal del CDE del PRI en Colima, Arnoldo Tony Soprano Ochoa González, a denunciar la implacable cacería desatada en contra de su coordinador en la LX Legislatura local?
¿El exgobernador Fernando el Nene Moreno Peña, duro crítico del gobierno de Mario Anguiano Moreno, ya brincó para pedir la cabeza de Indira Vizcaíno, igual que lo hacía sin concesiones en contra del vaquerito de Toy Story oriundo de Tinajas? Lo más grave de todo es que, a diferencia de lo que ha ocurrido en otras Legislaturas locales, donde los correligionarios han sido mucho más solidarios con sus compañeros de bancada cuando se ha presentado una situación parecida, en la LX Legislatura local no se ha visto por ningún lado alguna muestra de empatía hacia el que es coordinador de su bancada.
¿La diputada Hilda Lizette Moreno Ceballos ya salió a encabezar la protesta por lo que, a todas luces, es una persecución política contra su homólogo Magaña Lara? ¿A Miguel Ángel Galindo Barajas ya se le prendió el foco y salió en defensa de su coordinador? En efecto: ninguno de ellos ha movido alguno de sus varios dedos que tienen distribuidos entre pies y manos para dar la cara por su compañero. Al diputado Carlos Arturo Noriega García, compañero del mismo dolor que su colega, pero con un amparo en la bolsa, no le ajustan los meados para los ardores.
Del lado del PAN, un aliado valioso al que se ha desdeñado mezquinamente a pesar de haber logrado una alianza para trabajar juntos, los priistas no pueden esperar mucho en estos momentos de crisis interna que vive: apenas con tres integrantes de la fracción (Crispín Guerra Cárdenas, Fernanda Salazar Martínez y Priscila García Delgado), la misma quedó notablemente disminuida con la salida de la esposa de Francisco la Paca Rodríguez García, que a su vez renunció al importante cargo de secretario del Ayuntamiento de Colima, que es encabezado por la priista Margarita Moreno González.
Dicen que en política no existen las casualidades, lo que es cierto. La declarada diputada “independiente” tomó como pretexto que no la hicieran coordinadora de la bancada del PAN para tirar el arpa y ponerse a disposición del mejor postor. Y apenas con unas horas de diferencia la Paca Rodríguez deja su cargo de segundo de a bordo en el Ayuntamiento de Colima. La jugada no es de balde: el tipo se une al indirato y su mujer, por tanto, estará en libertad de trabajar de la mano de los morenacos, aunque hay que aclarar que su incorporación no cambia en nada la dinámica que hay en la LX Legislatura local: la mayoría ya la tiene Morena y la oposición no se afecta con uno más o con uno menos entre sus filas.
Volviendo al caso del Traxcavo Magaña Lara, ¿qué sigue? ¿Que el director de Asuntos Jurídicos del Congreso del Estado, el junior Armando González, vaya y se suba en la mesa en la que esté comiendo el diputado priista y se zurre mientras le entrega la tercera notificación de juicio político? Bueno, no sería nada extraño que pasara algo así, tratándose de los ojetes cuatroteros.