POR Jorge Octavio González
Aunque sigue manteniendo el control del stand up Diálogos por la Transformación, a Indira Vizcaíno cada vez le es más difícil evadir los cuestionamientos de los pocos reporteros que sí van a hacer preguntas de interés general y no a aplaudirle y a hacerle preguntas a modo.
Ya hay cuestionamientos más certeros e incómodos, algo que a la gobernadora le aterra porque es tan torpe que no sabe improvisar y dice tontería y media cuando se sale del guion; sin embargo, no hay esa retroalimentación para aclarar los temas a fondo.
La última semana, por ejemplo, cuando se le cuestionó acerca del juicio político en contra del diputado Héctor Magaña y la declaración que hizo el director de asuntos jurídicos del Congreso del Estado en el sentido de que la gobernadora sabía de la acción que estaban llevando a cabo, Indira quiso componer diciendo que no es lo que dijo textualmente, sino que “seguramente sí”, lo que, dejando de lado la semántica, es lo mismo: sí sabía y está detrás de esa persecución que se está haciendo en contra del tribuno del PRI.
No hubo oportunidad de revirarle a la mandataria estatal y por eso hasta ahí quedó el asunto y no quiso abundar. Pero fue más allá: cuando se refirió a lo dicho por el coordinador de la fracción tricolor en el Congreso del Estado acerca de que la persecución viene de Casa de Gobierno, Indira Vizcaíno Silva dijo que probablemente se refería a la pasada administración, que es cuando se hizo la solicitud de juicio político en contra del diputado.
Tampoco hubo oportunidad de aclararle a la gobernadora que el juicio político no lo interpusieron desde Casa de Gobierno de la pasada administración, sino que fue un grupo de mototaxistas que se inconformaron en contra del actuar del Cabildo de Villa de Álvarez, mismos que el partido de la gobernadora impulsó en diversos municipios de la entidad y que tiene a uno de los líderes de ese gremio como consejero nacional de MORENA.
Luego entonces el juicio político no se hizo desde Casa de Gobierno de la pasada administración; lo que sí se hizo desde Casa de Gobierno en este sexenio es dar la orden a sus diputados de la Comisión de Responsabilidades de que aceleraran lo más que pudieran el juicio para que sintiera lo que es estar en contra del sistema, no como muchos de sus compañeros de bancada y de partido, que están de lo más tranquilos porque pactaron con el gobierno del Estado y se entregaron de la manera más vil y humillante, como Alito Moreno.
La gobernadora sí está detrás de la persecución política en contra de Magaña Lara y sí tiene metidas las manos en la Comisión de Responsabilidades, tal y como lo aseveró el legislador en tribuna la semana pasada; también es cierto que Armando Reyna Magaña le debe obediencia ciega a la gobernadora porque está influyendo en la Fiscalía General del Estado de Colima para que la denuncia que hay en contra de su hijo no proceda y, por el contrario, salga como todo un angelito ese júnior que manejó alcoholizado y a exceso de velocidad, provocando la muerte del señor Carlos Castillo.
Héctor Magaña debe tener el temple suficiente para no doblegarse y continuar dando la batalla, así sus compañeros de bancada guarden silencio y sólo miren cómo el partido en el poder quiere intimidar a uno de los suyos por no ceder a sus caprichos.
No cabe duda que en ese tipo de conflictos es cuando se conoce de qué está hecho cada quién; los diputados Lizzie Moreno Ceballos, Miguel Ángel Galindo, Carlos Noriega, José de Jesús Dueñas García y el tartamudo Rigoberto García Negrete se mantiene el margen porque no resisten una revisión a sus cuentas personales.
Indira Vizcaíno demostró su talante autoritario, mezquino y miserable; esa percepción no se la quita ni con esa foto en donde obligó a su todavía esposo a posar con sus hijos para dar la impresión de que son una familia unida, cuando todos saben que no se toleran y ni siquiera viven en la misma casa.
Todo en Indira es mentira y fraude, pero es lo que hay en su interior.