POR Jorge Octavio González
Lo que para Indira Vizcaíno y su equipo de trabajo resultó chistoso, para la sociedad en general no fue así; para la gente que padece todos los días la ola de violencia que se desató precisamente por culpa de la gobernadora generó indignación el mensaje de la mandataria estatal en un video que se viralizó en redes sociales donde emplea un lenguaje de lo más estúpido.
Ciertamente la gobernadora no envió el video para su publicación sino para consumo interno; así lo reconoció horas después de que en todo Colima estaban despedazando su figura por pretender hacerse la empática y buena onda.
En su cuenta de Facebook escribió: “Ayer al terminar las entregas de laptops lo grabé para enviárselo al gran equipo de #ColiBecas, que son más de 100 personas que han hecho un gran esfuerzo y un excelente trabajo llevando las mochilas, útiles, uniformes y computadoras a cada escuela pública del estado; estoy muy orgullosa del equipazo que hemos formado y del enorme esfuerzo que se ha hecho”.
Indira Vizcaíno, sutilmente, exhibió que el video salió de ese equipo de más de 100 personas, con lo que sugiere que hay gente en su gobierno que no está trabajando para la causa sino para hacerla quedar mal. A partir de este momento la gente que conforma ese equipo tendrá más cuidado en no filtrar videos o mensajes de la gobernadora para que no caiga toda la furia de la mandataria en su contra.
El lenguaje empleado es lo de menos; la gobernadora en privado habla como vulgar carretonera al nivel de su padre Arnoldo Vizcaíno Rodríguez. El problema es el momento, es el tono y la indolencia que siempre le ha caracterizado. Ante asesinatos todos los días de la semana, balazos a plena luz del día, cuerpos desmembrados tirados en las calles, muertes de gente inocente y de terror y pánico colectivo, salir a decir ese tipo de tonterías en un video resulta de lo más desagradable.
A Indira no le conmueve la muerte de un menor de edad reportado como desaparecido hace dos meses; no le mueve el ataque a balazos de dos estudiantes de la Universidad de Colima en dos momentos diferentes, todos ellos menores de edad; no le acongoja que sicarios circulen libremente por las calles de Colima y puedan rociar de balas a un ex funcionario que debería estar protegido por la responsabilidad que tuvo. Las masacres en el Zalatón y en Villa de Álvarez ni se diga: que sujetos armados hasta los dientes lleguen a un taller o a una casa y escupan cientos de balazos para matar a todos los que se encuentren en el interior es algo que la gobernadora tampoco saldrá a reconocer ni a abundar.
Para lo que sí tiene tiempo es para grabar videos insulsos para su gente y reír cínica e hipócritamente de lo único que se ha colgado para mantenerse vigente en los medios de comunicación: su programa estrella Coli-Fraudes.
Por cierto, a días de que hayan entregados las laptops, los niños que las han utilizado se quejan de que no están configuradas, no tienen licencia para Office y no tienen la memoria RAM necesaria para trabajar dignamente. O sea que resultaron chafas las computadoras, contrario a lo que dijo la gobernadora en el sentido de que eran de buena calidad.
Indira Vizcaíno es mitómana, es indolente, no cumple sus promesas ni con las organizaciones criminales ni con su propio esposo al que lo tiene marginado y amenazado para que no se le ocurra abrir la boca; a la gobernadora no se le puede creer nada de lo que diga porque ha demostrado no estar a la altura de las circunstancias.
Y a todo esto, ¿por qué entonces pagar salarios onerosos a asesores que tiene en la Oficina de la Gubernatura, en la Coordinación de Asesores y en la Coordinación de Comunicación Social, si nadie de ellos puede evitar que la gobernadora cometa torpeza tras torpeza?
Ante un video así, ¿qué hicieron Rafael Briceño y Ricardo Sánchez con sus 40 mil al mes? Pues nada. ¿Entonces para qué los tiene ahí Indira?