POR Luis Fernando Moreno Mayoral
*Son tan imbéciles que si comienzo a cuestionar a cualquiera de las magistradas del Poder Judicial de Colima van a decir que ahora el gobierno del Estado la tiene en la mira como a los corruptos amigos íntimos de Silverio Cavazos Ceballos: Bernardo Salazar Santana y Miguel García de la Mora.
*En estas páginas anticipamos que la guerra que tanto esperaban entre las facciones del Cártel de Sinaloa a partir de la entrega-captura de Ismael El Mayo Zambada se iba a dar en el momento justo, no como lo pretendían quienes desde el inicio querían una masacre por la traición de Joaquín López Guzmán y su cooperación con el gobierno de los Estados Unidos.
Una guerra, sobre todo de los niveles de los cárteles de la droga en cuestión, requiere tiempo en planeación y estrategia; no se hace sin calcular los daños colaterales y las pérdidas de recursos e influencia con las autoridades.
Ya pasó casi un mes desde aquél episodio que cimbró a todo México.
Hoy, en varios espacios periodísticos, se consignó la muerte de uno de los operadores financieros de la organización de El Mayo Zambada y otras personas más que estaban con él.
Eso, añaden, es un indicio de que la guerra entre las facciones del cártel más poderoso del país comenzó; el problema es que las bajas se están dando sin llamar tanto la atención y hasta cierto punto quirúrgicas.
Pero la nota del corresponsal del Wall Street Journal en México, José de Córdoba, de acuerdo a Pablo Hiriart, es más alarmante al respecto: publicada el miércoles de la semana pasada en primera plana, dice que, “luego de la presunta traición de Los Chapitos a su padrino, el Mayo Zambada, ambos grupos se preparan para la guerra”.
Así lo dijo: ambos grupos se preparan para la guerra.
La guerra, pues, sí va a llevarse a cabo; la cuestión es que, como se consignó aquí, implementarla se lleva tiempo y dinero.
En la nota añaden: “Los Chapitos tienen un ejército de hasta 5 mil pistoleros, mientras que uno de los hijos de El Mayo, Ismael, podría recurrir a las alianzas que hizo su padre durante 50 años”.
Y Pablo Hiriart, experimentado analista político, se atrevió a señalar cuáles son las alianzas a las que recurriría Ismael: el gobierno del Estado de Sinaloa, donde impusieron a Rubén Rocha Moya como el mandatario, así como el gobierno de la República, que los ha dejado hacer lo que quieran.
La guerra entre las facciones del CDS, las más fuertes, sí bañarán de sangre el territorio mexicano; la pregunta es si lo harán hasta que salga Andrés Manuel López Obrador del poder o esperarán una eventual alianza y negociación con Claudia Sheinbaum.